D’onofrio tuvo un viernes negro al estrellarse con lo que parecÃa una promoción increÃble al ofertar todos sus helados a 1 sol en triciclos.
Lamentablemente la jugada se vino al piso cuando las personas notaron que los heladeros se habÃan esfumado del paÃs. ¿Donde se habÃan metido?. Los que tuvieron la suerte de encontrar un heladero notaron la mala gana y resistencia a vender los productos, además de condicionar la venta a combos que se le antojaba a cada vendedor.
Personalmente no tuve problemas para encontrar a los heladeros, aunque me querÃan condicionar a comprar a la fuerza helados «sin parar picante» (el peor helado jamas creado en este paÃs, ¿a quien se le ocurre hacer un helado picante?).
La molestia saltó de las calles a los foros, redes sociales, twitteos y blogs, y luego a los periódicos, radios y televisión. Esta gracia le podrÃa costar a la empresa D’onofrio una multa de 2’485,000 soles si es que el dÃa de hoy la situación sigue igual.
Representantes de la empresa han pedido disculpas y prometieron tener un mayor control para que el público se beneficie de la promoción. Pero ¿que fue lo que realmente pasó?
Personalmente me inclino por 3 opciones:
1. La ejecutivos de D’onofrio deciden rematar sus helados menos vendidos y crea una promoción que despertará el deseo de las personas por comprar helados a 1 sol a como de lugar. Tal vez muchos terminen comprando helados de 50 centimos o el indeseable «Sin Parar picante» sin darse cuenta (esto lo vÃ).
2. Los ejecutivos no calcularon el enorme éxito y los helados se agotaron antes de lo esperado.
3. Los heladeros se quisieron pasar de vivos y escondieron todos los helados que costaban más de 2 soles para luego venderlos cuando termine la promoción.
El problema con la primera teorÃa es que esta jugada le costarÃa la vida a la empresa, teniendo una competencia tan buena que fácilmente nos puede dar mejores opciones. Por lo tanto esto sólo serÃa posible si tuvieran al mando del área comercial / marketing a algún sujeto con serios problemas mentales o a un infiltrado de la competencia.
La segunda teorÃa es aceptable si nos negamos a pensar mal de la empresa. Pero esto no explica el misterio de la desaparición de los heladeros de la faz de la tierra.
La tercera teorÃa cae por su propio peso, considerando nuestra cultura del «criollo» que no es más que el clásico suicidio a mediano y largo plazo solo por ganar un poquito más el dÃa de hoy. DÃganme señores vendedores, ¿de que les habrá servido ganar unos soles más hoy, si todos sus clientes fieles nunca más volverán a confiar y preferirán comprarle al del triciclo de Artika, de Lamborghini, de Yamboli?
Es una pena que le haya pasado esto a un lovemark como D’onofrio, que a pesar de los pésimos cambios hechos cuando Nestle asumió el control (cambio de sabor, reducción de las porciones), aún tenÃa un público fiel que compraba por tradición.
¿Podrán recuperarse de este grave daño? Veremos que sucede hoy.